Capítulo
5
NESSIE
Había
sido un día maravilloso, acompañada de Nahuel, el cual me había
enseñado muchas cosas sobre él y la naturaleza. La tía Alice se
había enfadado bastante al vernos cubiertos de barro, no le hacia
mucha gracia eso de ver mis vestidos manchados. Así que en cuanto
llegué, me dio el pijama.
— ¡Nessie! —Me
llamó Jacob, desde la cocina — ¡La cena! ¿Vienes? —
Yo salí corriendo, bajándome del sofá donde estaban Jasper y papá. Fui con Jake, me estaba esperando con un vaso de sangre. Pensé en lo que me había dicho Nahuel “la comida humana también está rica”, a lo mejor tenía razón.
—Jake,
¿me das de lo que comes tú? — él me miró con cara
rara pero aceptó, también se había preparado su cena. Había un
filete bastante grande de carne y patatas fritas. Me sorprendió,
¿tanto comían los humanos? Bueno… Jake no era del todo humano.
Me
acercó el tenedor con una patata abrí la boca obediente, saboreé y
no me gustaba mucho pero intenté sonreírle.
— ¡Qué
bien, te gusta! — Exclamó Jake contento.
—Jacob,
no le gusta – Le aclaró mi padre apoyado en el marco de puerta y
yo lo fulminé con la mirada. Será chivato…
— ¿No te gusta? – me preguntó Jacob un poco desanimado.
Negué con la cabeza.
—Prueba con la carne, seguro que le gusta — apuntó Jasper, que se había unido a nuestras pruebas gastronómicas.
Me dio la carne, mira, esta sí que me gustaba, tenía un cierto saborcillo a sangre, estaba muy rico.
—Le
gusta ¿A que sí, Edward? –replicó Jacob, al ver que
sonreía.
Este asintió.
—Mañana se lo diremos a Carlisle, cuando te mida, para que lo apunte en sus anotaciones diarias. — Informó papá.
En
ese momento entraron mamá y Nahuel, que habían estado fuera un
rato. Salté a los brazos de mamá.
“¡Mami,
Jacob me ha dado de comer carne!” le
anuncié toda emocionada.
— ¿En serio? – Dijo confusa mi madre — ¿Y te ha gustado?
“Si, estaba muy rica”
—¿Y por qué le has dado comida humana? — le preguntó a Jake.
—A mi no me mires, fue ella la que me lo pidió, quería probar comida humana. — Protestó Jacob.
Los
ojos de Nahuel se iluminaron y le sonrió a Jake con suficiencia.
¿Sería por qué le he hecho caso? Jacob se percató de eso. No le
podía leer la mente, pero seguro que estaba maldiciendo a Nahuel,
miré a mi padre y asintió ligeramente dándome la razón. ¿Pero
qué les pasa? ¿Es por mí? Al parecer si, ¡pero yo les quiero a
los dos! Son mis amigos. Sin embargo, ellos no lo eran y aquello me
confundía y dolía. Quería que se llevasen bien.
Emmett
y Rose llegaron desde el piso de arriba, al parecer querían estar en
nuestra conversación. O eso, o que se aburrían mucho. Rose me dio
un abrazo, ella me quería mucho, mamá me había contado que le
había ayudado en mi nacimiento y que desde entonces eran muy amigas.
Emmett, era… Emmett. Te cae bien sí o sí, era el más divertido
de la familia, siempre decía y hacía tonterías. Me lo pasaba
genial con él.
—Nessie,
mi vida, tenemos que irnos a dormir – me despertó mamá de mis
pensamientos.
—Es verdad – dijo papá – debemos irnos, para tener algo de… intimidad.
Jacob y Emmett se rieron entre dientes, papá carraspeó y juraría que hasta se había sonrojado, cosa imposible al ser un vampiro, me pregunto en que estarían pensando.
Mamá
y papá me llevaron hasta la cabaña donde vivíamos, era muy
acogedora y me daba pena que solo durmiéramos allí. Alguna vez
había jugado con Jake en el jardín, pero nada más. La casa estaba
en el bosque, era natural, parecía una casita de cuento. Mi
habitación estaba en el segundo piso, era rosa, normalita ya que
mamá le había frenado los pies a Alice respecto a la decoración.
Papá me había comprado hacia unas semanas una cama grande ya que en
la pequeña no cabía. Con un poco de suerte dejaría de crecer a
esta velocidad en unos años, cuando aparente unos quince, según
Nahuel. Y así, podría ser normal.
A
la mañana siguiente, volví a la casa grande. Me llevó Jacob porque
mamá y papá se quedaron en la cabaña. Cuando llegamos el abuelito
Carlisle ya estaba con todo preparado para hacerme el chequeo. Me
midió y me pesó. Apuntó algo en su cuaderno de notas.
Entonces la abuela llegó, me dio un beso.
—Hola
cielo, ¿Qué tal va Renesmee? – le preguntó a Carlisle.
—Muy bien, ha crecido cinco centímetros desde la última vez que la medí, y ha ganado unos cuantos kilos, los apropiados a la altura. Podría aparentar fácilmente unos ocho años. —
Jake y yo sonreímos.
— ¡Qué
bien! – dijo Esme.
—Una cosa Carlisle, ayer Nessie comió comida humana – Le informó Jacob mientras me ataba los zapatos.
—Mmm, interesante – comentó el abuelo — ¿el qué exactamente? — Se interesó.
— Un filete de carne. —
— ¿y te gustó? – Me preguntó y yo asentí – Es impresionante — Lo apuntó en el cuaderno — Quizá debería probar algo más de comida humana, parece que se va acostumbrando al sabor. Es necesario que se acostumbre a ese tipo de alimentos, para en un futuro tener hábitos alimenticios más normales posibles... — Recomendó Carlisle con un tono bastante parecido al de un médico.
—Pero
a ella no le gustan todos los alimentos, le di una patata y no le
gustó. – precisó Jake.
—Eso es porque es semi-vampira, está acostumbrada al sabor de la sangre, y los productos cárnicos asemejan el sabor. — Explicó mi abuelo.
—Y si como comida humana, ¿no tomaré sangre? – le pregunté.
-No, por tu parte de vampiro necesitas tomar sangre, así que de vez en cuando deberías salir a cazar.
“A
mí no me gusta la sangre de los animales”
protesté.
— Ya lo sé, pero te acabarás acostumbrando, no es buena tanta sangre humana. — Insistió él
A Jacob le dio un respingo, odiaba el término “beber sangre humana” y eso que todas las noches me daba él de cenar. Pero la abuela se apresuró a cambiar de tema.
—Está
bien, le prepararé algo de carne a esta princesa para desayunar –
dijo mi abuela mientras me daba un pellizco suave en la mejilla –
Jacob ¿tu quieres algo? —
—No te preocupes Esme, pero gracias – respondió él.
Ella aceptó. Esme era muy amable, y siempre ayudaba en todo lo que podía, igual que Carlisle. Esta se fue a la cocina y nosotros le seguimos, aunque mucho más lentos, porque ella iba a velocidad de vampiro. En la cocina estaba Jasper, que saludó con un simple y escueto “Buenos días”. (Pero no por nada, siempre había sido muy reservado.) ¡Ah, y Alice también estaba! No la había visto ya que estaba agachada cogiendo algo de debajo de un mueble.
De
repente esta se paró en seco, miré a Jacob el cual puso los ojos en
blanco, esta situación se estaba repitiendo demasiado a menudo, pero
sin duda se notaba algo nervioso.
—Alec está aquí. — Anunció Alice, algo asustada.
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